Resulta que cuando estamos en la opulencia uno recibe muchas muestras de afecto; pero sucede que en esos momentos uno no tiene la capacidad para discernir cuales de esas muestras de afectos son en realidad sincera y desinteresadas. Sólo cuando por alguna razón tocamos fondo es entonces que conocemos cuales de aquellas muestras de afecto eran sinceras y desinteresadas porque todos los farsantes desaparecen como por arte magia ; sólo los verdaderos permanecen, siempre son muy pocos, pero permanecen...
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