domingo, 19 de enero de 2014

LA CORRUPCIÓN DE ALGUNOS FUNCIONARIOS

Yo considero de sumo interés este artículo de José Antonio Matínez Rojas que aparece en la eidicón de hoy del periódico Hoy. 
El principal organismo titulado para controlar los  gastos de las instituciones y los funcionarios del Estado Dominicano, es la Cámara de Cuentas de la República Dominicana (CCRD). Sin embargo, este organismo, otrora meticuloso en su proceder, ha caído en un letargo de inoperancia, que ha sido cuestionado por una ciudadanía cada día más interesada en que exista transparencia y honestidad en el manejo de los fondos públicos que aporta como impuestos.
Hemos observado cómo funcionarios públicos asalariados del presente Gobierno se han lanzado prematuramente a una campaña proselitista, la cual riñe con el cumplimiento de sus funciones en los ministerios y otras instituciones en las cuales están nombrados o laboran y a las cuales deben justificar el opulento salario que perciben, aportado por los indefensos contribuyentes, que observan con indignación como se esfuma vanamente el fruto de su trabajo.
Bajo el pretexto de que son recursos propios y aportados por amigos empresarios o comerciantes; estos, que ayer eran simplemente ciudadanos comunes –por no decir desarrapados– exhiben en la actualidad una bonanza que a todas luces no pueden justificar su procedencia. Solo hay que darle marcha atrás dos o tres lustros al calendario, para demostrarles qué lugar ocupaban en la sociedad, simplemente eran: Don Nadie.
Tenemos un caso de “protagonismo patológico” en la figura del presidente de la Cámara de Diputados, licenciado Abel Martínez (por cierto no somos familia, por si acaso). Este inusitado legislador se las ingenió para que le produjeran un opúsculo al cual denominó ¨La constitución Dominicana Infantil¨ elaborada según su parecer, para inculcarle a los niños desde temprana edad, su amor por la Carta Magna.
Los escenarios fueron varios en la República Dominicana, dilapidando enorme recursos para promover
lo que él pensó era un paroxismo al patriotismo.

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